Algo típico y, podríamos decir, casi exclusivo de nuestra Semana Santa es el charco. El charco consiste en la invitación que el Hermano Mayor de la Cofradía ofrece a todos los hermanos - cofrades que han participado en la procesión al finalizar ésta. Lo tradicional, en Semana Santa, es obsequiar, finalizada la procesión con enaceitados, dulce típico de Calzada, y limoná, bebida hecha con vino y gaseosa echándole a la limoná trozos de frutas, sobre todo melocotones.
El charco es el lugar de encuentro de muchos cofrades que por imperativos del trabajo viven fuera de Calzada y que vuelven a sus lugares de origen en estos días. Es una forma de más de confraternizar los hermanos de nuestra Cofradía, pues después de las procesiones llega el momento de la charla con los amigos, que quizá desde el año anterior no hemos visto, o de comentar diversos asuntos entre todos en torno a un vaso de limoná.
Esta tradición viene de los S. XV y XVI cuando los priostes de las Hermandades tenían por costumbre obsequiar a los cofrades cuando visitaban su casa. Actualmente esta invitación se hace en la sede de la Cofradía, pues éste es el lugar de salida y entrada de los distintos desfiles procesionales. Anteriormente cuando no se contaba con los salones actuales esto se hacía en casa del Hermano Mayor, pues de ahí salían los pasacalles, de los que hablaremos más adelante y terminada la procesión toda la Cofradía iba a casa del Hermano Mayor.
GASTRONOMÍA
Durante la Semana Santa son típicos los llamados "birulios" (denominación genérica de la rica repostería popular), entre los que destacan los "enaceitados" (dulces elaborados con harina, aceite, naranja, aguardiente, azúcar), pero también, rosquillos de bote, de sartén, barquillos, magdalenas, flores (actualmente se elaboran todo el año).